Un largo proceso de planificación y declaración regional
El proceso seguido para la definición de la actual Red Natura 2000 ha sido largo y complejo. Se inició a raíz de la publicación de la Directiva Hábitats en el año 1992 con la elaboración de una cartografía temática sobre los hábitats naturales y los taxones recogidos en sus anexos I y II. Para la conservación de estos hábitats y de los taxones, era necesario que cada estado contribuyera a la configuración de Natura 2000 en función de la representación que tenían en su territorio los tipos de hábitats naturales y los hábitats de las especies. Así comenzó un proceso iterativo en el que los estados miembros, en el caso español, las comunidades autónomas, realizan propuestas a la comisión, tomando como base los criterios que se enuncian en el anexo III de la Directiva y la información científica existente. Cada estado proponía una lista de lugares con indicación de los tipos de hábitats naturales de los enumerados en el anexo I y de las especies autóctonas de las consideradas en el anexo II, existentes en dichos lugares. Para las especies animales que requieran un territorio extenso, los mencionados lugares corresponderán a las áreas que presenten los elementos físicos o biológicos esenciales para su vida y reproducción.
Las listas se remitieron a la Comisión junto con la información relativa a cada lugar. Dicha información incluía un mapa del lugar, su denominación, su ubicación y su extensión. Fueron las denominadas propuestas de lugares de interés comunitario (pLIC) que los servicios técnicos de la Comisión analizaban y concluían si eran suficientes para cumplir los objetivos de la Directiva en las respectivas áreas biogeográficas. Estos procesosse realizaron para cada región biogeográfica. En el caso de Castilla y León para la región mediterránea y para la región atlántica. Tras un proceso que llevó hasta cuatro propuestas de pLIC, la Comisión, a través de sendas decisiones, aprobó las listas definitivas de los lugares de interés comunitario (LIC). A partir de ese momento se dio un plazo de seis años a los estados miembros, para la declaración de las zonas especiales de conservación (ZEC). Esa declaración suponía incorporar al ordenamiento jurídico propio de cada país o región la Red Natura, asegurándose de que se le dotaba de los adecuados instrumentos administrativos o normativos para garantizar su conservación y su coherencia.
Bosque de alcornoques centenarios en el espacio natural Las Médulas (León)
Para llegar a esta declaración de ZEC, en Castilla y León se diseñó una estrategia de planificación en cascada que permitiera cumplir con dicho requisito de una forma coherente y eficaz. Este planteamiento incluyó la aprobación del Plan Director para la implantación y la gestión de la Red Natura 2000 en Castilla y León (Acuerdo 15/2015, de 19 de marzo), la declaración de las ZEC y las ZEPA (Decreto 57/2015, de 10 de septiembre) y la aprobación de planes básicos de gestión para los distintos valores y espacios protegidos Red Natura 2000 (Orden FYM/775/2015, de 15 de septiembre).
Los trabajos de planificación parten de la recopilación de información y diagnóstico que se apoya en una información técnica y científica rigurosa. Dichos trabajos permitieron abordar los distintos aspectos de la gestión de la Red Natura 2000 en el ámbito regional y concretar, para los distintos espacios protegidos red Natura 2000, los atributos clave para su gestión como son: su adecuada delimitación, definición del estado de conservación, identificación de los objetivos de conservación y propuestas de medidas de gestión y seguimiento para los hábitats y especies que serán objeto de gestión en cada ZEC y ZEPA.
De forma complementaria, también se han realizado planes para los distintos valores red Natura 2000 en los que se fijan los objetivos de conservación y las medidas de gestión que permitirán garantizar su preservación en el ámbito regional. Todos estos trabajos de planificación han contado con la necesaria participación ciudadana a través de los principales agentes sociales y representantes de los intereses sectoriales, así como de las distintas entidades locales implicadas.
Los instrumentos de gestión también han permitido evaluar las necesidades y vías de financiación existentes para asegurar la correcta gestión de la Red Natura 2000, permitiendo el establecimiento de un marco de financiación acorde a los fondos disponibles en el ámbito regional, estatal y comunitario.
Parque nacional de la Sierra de Guadarrama (Segovia)
El resultado final es la configuración de la actual Red Natura 2000 en Castilla y León, constituida por 70 ZEPA, con una superficie total de 1.997.977 ha, y 120 ZEC, cuya superficie asciende a 1.890.552 ha, lo que supone respectivamente el 21,19% y el 20,06% de la superficie regional. En trece casos se solapan espacios ZEC y ZEPA, de forma que la superficie total de la Red Natura 2000 en Castilla y León es de 2.461.267 ha, un 26,10% del territorio de Castilla y León. Además del solape entre los distintos espacios protegidos Natura 2000, la mayor parte de los espacios naturales protegidos de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León coinciden, con distintos grados de solape, con los espacios protegidos red Natura 2000 (44 de ellos), otorgando, así, una elevada coherencia a los territorios protegidos en la región.
A escala europea, la Red Natura 2000 ocupa más de un millón de km2, de los cuales en torno al 14% se sitúa en España, representando cerca del 29% del territorio nacional. Atendiendo a estas cifras, la Red Natura 2000 en Castilla y León supone el 16,63% del total estatal y el 2,37% de la superficie a nivel europeo. Las 120 ZEC declaradas en la región constituyen el 8,28% de las existentes en España, mientras que las 70 ZEPA son el 11,71% del total nacional.
Desde una perspectiva de los sistemas naturales representativos de la diversidad europea, los espacios protegidos red Natura 2000 de Castilla y León se encuentran localizados en el ámbito de dos regiones biogeográficas: la atlántica en el extremo norte de la región y la mediterránea en el resto. Mayoritariamente en el ámbito de la región mediterránea, si bien 13 están incluidos tanto en esta región como en la atlántica y 8 más únicamente en esta última. En el ámbito regional, los espacios de la región atlántica se circunscriben a la cordillera Cantábrica y sus estribaciones, mientras que los espacios de la región mediterránea se reparten por la cuenca sedimentaria del Duero, las zonas de páramos y penillanuras y el cíngulo montañoso que bordea la región.
A grandes rasgos, la Red Natura 2000 de Castilla y León se encuentra configurada por una serie de espacios situados en la orla montañosa periférica conectados con los situados en las zonas de llanura, penillanura y parameras del interior a través de un extenso conjunto de cursos fluviales bien conservados. Los espacios periféricos se encuadran, mayoritariamente, en municipios con muy escasa población en los que predominan los usos forestales y silvopastorales, existiendo además una agricultura extensiva y marginal en franco retroceso. Por el contrario, los espacios red Natura 2000 localizados en las planicies interiores se ubican, principalmente, en plena llanura cerealista, donde la agricultura tiene un carácter intensivo. En los parajes transicionales de penillanura y paramera, entre las áreas montañas y las llanuras, persisten amplias superficies arboladas, en las que el aprovechamiento forestal y la ganadería extensiva o semi-extensiva aún tienen una considerable relevancia, en mosaico con tierras dedicadas al cultivo agrícola.
Nacimiento del río Arlanza (Burgos)
Por último, destacar que uno de los aspectos de mayor fortaleza de esta red es que incluye numerosas zonas claves para mantener la conectividad ecológica regional, incorporando los principales corredores de montaña y los principales ríos y arroyos mejor conservados de la región, que vertebran el territorio y crean corredores ecológicos entre los espacios de montaña de la periferia y los que se localizan en la cuenca sedimentaria y las penillanuras.